La natación se ha ganado la reputación de ser uno de los deportes más completos. Este ejercicio trabaja una gran cantidad de grupos musculares y ofrece importantes beneficios tanto físicos como mentales.
La natación es especialmente recomendable para personas con problemas de espalda, artritis, y también para mujeres embarazadas. Además, es una opción muy efectiva para quienes buscan perder peso.
Nadar en una piscina ofrece un ambiente controlado, mientras que hacerlo en aguas abiertas presenta mayores desafíos, como lidiar con las corrientes y temperaturas más bajas. Estas diferencias no solo influyen en el esfuerzo requerido, sino también en la cantidad de calorías quemadas.
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Además de ayudar a perder peso, la natación previene lesiones, mejora la resistencia y aumenta la capacidad pulmonar. También tiene un impacto positivo en la salud mental, ya que la liberación de endorfinas tras un ejercicio intenso genera sensaciones de bienestar y felicidad.
Existen cuatro estilos principales de nado: crol, espalda, braza y mariposa. Cada uno de ellos varía en dificultad y en los grupos musculares que se trabajan, pero todos son efectivos para quemar calorías.
El estilo crol es el más común y se enseña desde las primeras etapas del aprendizaje. Se caracteriza por ser el más rápido y trabajar músculos como los de la espalda, los hombros, los glúteos y los abdominales. Un nadador puede quemar aproximadamente 300 calorías en 30 minutos de crol, aunque esto varía según la intensidad.
El estilo espalda quema alrededor de 250 calorías en el mismo tiempo, mientras que la braza, aunque es el estilo que requiere más trabajo cardiovascular, es el que menos calorías consume, con un promedio de 200 por media hora. En contraste, el estilo mariposa es el que más demanda físicamente y el que más calorías quema, llegando a las 450 en solo 30 minutos.