El ejercicio físico tiene un impacto positivo en casi todo nuestro organismo. Expertos en salud destacan que la práctica deportiva regular ayuda a reducir el colesterol, controlar la diabetes y la presión arterial, mejorar la calidad del sueño, aumentar la fuerza y densidad ósea y prevenir enfermedades cardiovasculares.
Una pregunta frecuente es sobre el mejor momento del día para hacer ejercicio. Si bien depende de cada persona y de sus rutinas, practicar de forma regular es lo más importante.
El ejercicio por la mañana puede mejorar la calidad del sueño. Al practicar temprano, se acumula cansancio a lo largo del día, lo que facilita un sueño más profundo y reparador por la noche. En cambio, ejercitarse por la tarde puede dejar el cuerpo demasiado activado para descansar bien.
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El deporte matutino también ayuda a gestionar mejor el estrés diario. Al aumentar las hormonas de la felicidad, como las endorfinas, la serotonina y la dopamina, proporciona un impulso de bienestar que dura todo el día.
El ejercicio matutino, especialmente después de un desayuno ligero, puede ser más efectivo para la pérdida de peso. Con niveles bajos de azúcar en sangre, el cuerpo recurre a sus depósitos de grasa quemando más calorías y favoreciendo la pérdida de peso.
Ejercitarse por la mañana puede ayudar a establecer una rutina constante y se evita la posibilidad de que surjan imprevistos durante el día que impidan la práctica deportiva.