La búsqueda de una vida saludable y una mayor longevidad es un objetivo compartido por muchas personas en todo el mundo. En este sentido, las directrices proporcionadas por expertos como David Sinclair, de Harvard, son de gran relevancia. Sinclair destaca tres hábitos diarios que pueden garantizar una mejor salud y una vida más larga.
Los tres hábitos propuestos y su efecto en la calidad de vida
El primer método que Sinclair recomienda es reducir la frecuencia de las comidas y prestar especial atención al momento en que se come. Esta práctica, conocida como ayuno intermitente, demostró tener múltiples beneficios para la salud, incluida la regulación del azúcar en la sangre, la mejora del metabolismo y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.
La segunda práctica es el ejercicio regular el cual es fundamental para mantener una buena salud y promover la longevidad. El ejercicio aeróbico y el entrenamiento de fuerza no solo fortalecen el cuerpo y aumentan la resistencia física, sino que también ayudan a prevenir enfermedades cardíacas, mejorar la función cognitiva y reducir el estrés.
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El último de estos tres hábitos es incorporar más plantas y verduras en la dieta, especialmente aquellas que fueron sometidas a estrés. Estas plantas producen moléculas de defensa, como los polifenoles y los fitoquímicos, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias las cuales benefician la salud y promueven la longevidad.
Un ejemplo de estas plantas son las crucíferas, como el brócoli, la col rizada y las coles de Bruselas. Estos alimentos contienen compuestos fitoquímicos llamados glucosinolatos, que actúan como potentes antioxidantes y desintoxicantes en el cuerpo. Además, las crucíferas también son una fuente rica en sulforafano, un compuesto bioactivo del que se asegura que tiene efectos protectores contra el cáncer, la inflamación y el envejecimiento celular.
Además de estas directrices, existen otros hábitos que pueden agregarse para garantizar una vida saludable y una mayor longevidad. Por ejemplo, mantener un peso corporal saludable, evitar el consumo de tabaco y limitar el consumo de alcohol, dormir lo suficiente para permitir una óptima recuperación y función cognitiva, y practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación y el yoga.