Iniciar tu propio huerto de chiles en casa no solo añadirá un toque fresco y delicioso a tu gastronomía, sino que también te permitirá dar un paso hacia la sostenibilidad y la conexión con el entorno.
Antes de sembrar, sumerge las semillas en agua tibia durante 24 horas y déjalas secar por 10 a 12 horas. Utilizar té de manzanilla acelerará el proceso de germinación.
Asegura un buen desarrollo sembrando una semilla por contenedor. Utiliza tierra preparada con fertilizante y hunde cada semilla a una profundidad de aproximadamente media pulgada.
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Riega diariamente al inicio y aumenta el agua. Posteriormente, mantén la humedad del sustrato. Coloca las plántulas en un lugar con luz solar y calor, asegúrate de no exponerlas a temperaturas extremas.
La floración puede tardar semanas, pero cuando aparezcan las primeras hojas, conocidas como "hojas de la semilla", las plántulas están listas para trasladarse a su maceta. Acostumbra las plantas gradualmente si las estás moviendo al exterior.
Si plantas en exteriores, espera a que pase el riesgo de heladas. Para interiores, un lugar con luz constante es suficiente. Planta cada semilla en un hoyo, cubre con tierra y deja una media pulgada de sustrato sobre la semilla.
Durante el primer mes, ajusta el riego. Más adelante, mantén el suelo húmedo. Retira hierbas no deseadas y añade compost y fertilizante mensualmente. Sé constante y paciente.
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La cosecha varía según el tipo de chiles, condiciones ambientales y época del año. Observa el tamaño y color, pero la mejor prueba es el sabor. Para chiles secos o en polvo, deja que se sequen en la planta antes de cosechar.