Si te encuentras con una ortiga en el campo, lo más probable es que quieras evitarla a toda costa. Y es que esta planta, que se suele considerar una mala hierba, tiene unos pelos que al contacto con la piel producen una sensación de ardor y picazón muy molesta. Pero ¿sabías que la ortiga tiene muchas propiedades beneficiosas tanto para la salud humana como para el medio ambiente?
Hay más de 30 especies de ortigas, aunque las más comunes son la ortiga mayor (Urtica dioica) y la ortiga menor (Urtica urens). Estas plantas crecen de forma silvestre en casi todo el mundo y se adaptan a diferentes condiciones climáticas y de suelo.
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A pesar de su mala fama, la ortiga es una planta muy nutritiva y medicinal. Sus hojas contienen vitaminas A, C y K, así como varias del grupo B, minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio y muchos más. Además, tiene un alto contenido en proteínas, fibra y antioxidantes. Por eso, la ortiga se usa para tratar diversas afecciones, como la anemia, la debilidad capilar, las alergias, las inflamaciones, los dolores, las infecciones, las hemorragias y los problemas digestivos. Se puede consumir en forma de infusión, jugo, extracto, cápsulas o incluso como ingrediente en ensaladas, sopas, tortillas y otros platos.
Pero los beneficios de la ortiga no se quedan solo a nivel humano, sino que también se extienden al resto de las plantas. La ortiga es un excelente fertilizante y pesticida natural que ayuda a mejorar la calidad del suelo y a proteger los cultivos de plagas y enfermedades. Al ser rica en nitrógeno y otros microelementos, la ortiga estimula el crecimiento y la resistencia de las plantas, mejora la fotosíntesis y favorece la absorción de hierro y otros nutrientes. Para aprovechar estas propiedades, se puede preparar un purín de ortiga, que consiste en macerar las hojas y tallos de la planta en agua durante unos días, y luego aplicarlo sobre el suelo o las hojas de las plantas.
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Como ves, la ortiga es una planta con más beneficios de los que imaginas y que merece ser valorada y respetada. Eso sí, recuerda usar guantes y ropa adecuada cuando la manipules para evitar sus molestos efectos urticantes. Y si por casualidad te rozas con una, no te preocupes, hay remedios naturales que pueden aliviar el escozor, como el aloe vera, el vinagre o el bicarbonato de sodio.