Una tarta de vainilla húmeda es el acompañante perfecto para un desayuno especial, una merienda deliciosa o un gran postre. Esta receta clásica de la repostería es ideal para quienes disfrutan de un pastel con una textura esponjosa.
Para preparar esta tarta de vainilla húmeda, se necesitan ingredientes sencillos: azúcar, huevos, mantequilla, harina de trigo, leche y vainilla. El secreto de su éxito radica en el proceso de elaboración, que aunque es simple, requiere de ciertos cuidados para obtener la textura deseada.
El primer paso es infusionar la leche con vainilla. Si se cuenta con vainas de vainilla, es ideal cortarlas a la mitad y dejar que liberen todo su aroma al calentarse junto con la leche. En caso de no tenerlas, la esencia de vainilla también funciona perfectamente.
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Esta mezcla se retira del fuego justo antes de que hierva y se deja reposar, lo que permitirá que el sabor de la vainilla impregne toda la leche.
Por otro lado, mientras el horno se precalienta a 180°, se bate la mantequilla con el azúcar hasta obtener una crema suave y esponjosa. A esta mezcla se le añaden las yemas de huevo. Las claras se baten por separado con una pizca de sal hasta alcanzar el punto de nieve.
La harina, tamizada previamente para evitar grumos, se incorpora en dos partes, alternando con la leche infusionada. Uno de los secretos para lograr esa textura húmeda tan característica de esta torta es mezclar las claras a punto de nieve con movimientos envolventes.
Antes de hornear, se debe engrasar y enharinar el molde para evitar que la tarta de vainilla se adhiera. Después de 40 o 45 minutos en el horno, una prueba con un palillo o cuchillo en el centro del pastel confirmará si está listo. Si el utensilio sale limpio, la tarta está en su punto.
El toque final para darle a la torta su característica humedad se logra pinchando la superficie con un tenedor y vertiendo el resto de la leche infusionada. Luego, se enfría en la heladera y se decora con un poco de azúcar glass antes de servir.