Para las mujeres que están entrando a la quinta década, el cuidado de la salud ósea se convierte en algo que no debes pasar por alto. Con la baja de los niveles de estrógeno, existe un mayor riesgo de pérdida de consistencia ósea, lo que puede derivar en la osteoporosis. En este contexto, el yoga surge como un ejercicio brillante para fortalecer los huesos y mejorar la salud en general.
La práctica regular de yoga puede ayudar a fortificar los huesos, mejorar el equilibrio en mujeres de 50 años y más. Es importante consultar siempre con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, fundamentalmente si se tiene algún problema médico preexistente. Aquí te presentamos las tres mejores posturas de yoga recomendadas para mujeres de 50 años que buscan proteger sus huesos en esta etapa de la vida.
Las tres posturas de yoga ideales para mujeres de 50 años
- Utthita Trikonasana (Postura del triángulo extendido)
Esta postura de yoga es perfecta para fortalecer los huesos de las piernas, caderas y columna vertebral. Comienza parada con los pies separados a la distancia de las caderas. Gira el pie derecho hacia afuera y extiende los brazos hacia los costados, paralelos al suelo. Inclina el cuerpo hacia el lado derecho y baja la mano derecha hacia el suelo, mientras levantas el brazo izquierdo hacia el cielo. Mantén la postura durante varios segundos mientras haces respiraciones profundas y luego repite en el lado contrario.
- Vrksasana (Postura del árbol)
Esta posición ayuda a mejorar el equilibrio fortaleciendo la columna vertebral. Comienza de pie con los pies juntos y las manos a los lados del cuerpo. Levanta el pie derecho y ubícalo en la parte interna del muslo izquierdo, sin presionar la rodilla. Mantén el equilibrio y lleva las manos al corazón o por encima de la cabeza. Respira profundamente y mantén la postura durante varias respiraciones.
- Salabhasana (Postura del saltamontes):
Esta postura ejercita la espalda baja y los músculos de la columna, ayudando a prevenir la osteoporosis. Acuéstate boca abajo con los brazos a los lados del cuerpo y las palmas hacia abajo. Inhala y levanta las piernas y el pecho del suelo, con el cuello en posición neutral. Mantén la postura durante varias respiraciones y luego baja al suelo al exhalar.