La vida de los santos son dignas de admiración. La inmensa espiritualidad, fuerza de oración y convicción los inmortalizaron para que los fieles podamos acudir a ellos y también conocer su increíble historia, como es el caso de Santa Matilde, un ejemplo latente de autoridad en el espíritu.
Vida y obra de Santa Matilde
Para conocer su vida y la razón de su poderosa oración, tenemos que remontarnos varios siglos atrás. Durante el año 895 en Enger, Sajonia, nacía Matilde, hija del famoso guerrero sajón aclamado por desafiar a Carlomagno en el siglo VIII. La pequeña Matilde se educó en el convento de Erfurt, donde adquirió una inmensa espiritualidad cristiana.
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Se desposó con Enrique I, duque de Sajonia, cuando aún era muy joven, pero terminaría siendo reina por su esposo, quien ascendió al trono. Esta posición de poder no la hizo más orgullosa ni vanidosa, sino todo lo contrario, su oración era potente y mantuvo esa espiritualidad al servicio de los más necesitados.
Luego de un tiempo, al quedar viuda a los 23 años, renunció a sus propias joyas como ofrenda por el alma de su difunto marido. Las cosas empeoraron cuando su propio hijo la acusó de conspiración contra él y la desterró del palacio real. Santa Matilde huyó a un monasterio, donde se encomendó a Dios para pedir por la reconciliación de sus hijos.
Santa Matilde pasó sus últimos días fundando conventos y ayudando a los pobres y marginados. Su historia es tan conmovedora como esperanzadora para quienes necesitan un corazón con esa fuerza de fe. La Iglesia Católica la conmemora cada 14 de marzo, pues no solo fue la primera reina de Alemania, sino un pilar de humildad y generosidad que a la fecha sigue conmoviendo a los fieles.
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La oración para esta gran mujer de Dios es simple pero poderosa, por lo que si la realizas con fe, la recompensa será enorme:
Oración para Santa Matilde
Reina santa y generosa:
haz que todas las mujeres del mundo
que tienen altos puestos o bienes de fortuna,
sepan compartir sus bienes con los pobres
con toda la generosidad posible,
para que así se ganen los premios del cielo
con sus limosnas en la tierra.
Amén.