Cuando se habla de mantenerse saludable, las recomendaciones más escuchadas suelen enfocarse en alcanzar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Sin embargo, un tipo de ejercicio menos mencionado, la actividad física ligera, también juega un papel esencial en el bienestar general.
Caminar despacio, hacer tareas domésticas o simplemente estar de pie puede parecer trivial, pero la evidencia respalda que estos movimientos también aportan beneficios significativos.
En 2020, las guías de movimiento de Canadá dieron un paso adelante al reconocer oficialmente la importancia de la actividad ligera. Se sugirió que los adultos deben acumular varias horas de estas actividades diarias, ya que los estudios muestran que incluso un aumento modesto en el movimiento reduce el riesgo de mortalidad.
Investigaciones que involucraron a más de 36 mil personas concluyeron que la actividad física ligera está asociada con un menor riesgo de muerte, y cuanto más se practique, mayor será el beneficio.
Un estudio notable publicado en 2020 analizó cómo reemplazar 30 minutos de inactividad diaria con actividades ligeras impacta la salud. Los resultados revelaron que hacer este cambio redujo el riesgo de mortalidad por cáncer en un 9 %. Este beneficio es similar al observado con el ejercicio moderado o intenso, lo que demuestra que la actividad ligera es una opción viable y efectiva.
Asimismo, un seguimiento a menores desde los 11 hasta los 24 años mostró que cada minuto adicional de actividad ligera al día estaba vinculado con una reducción de la masa grasa. Esto refuerza la idea de que pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia desde temprana edad, lo que fomenta hábitos saludables que perduran.