Llegar a los 40 a menudo viene acompañado de una revisión de nuestros hábitos de salud y fitness. Mientras muchos recurren a intensas sesiones de cardio o al levantamiento de pesas para mantenerse en forma, la reconocida experta en fitness Paula Butragueño propone una alternativa sorprendentemente efectiva y menos demandante para transformar el cuerpo a esta edad: el entrenamiento funcional.
Según Butragueño, este enfoque holístico va más allá de trabajar músculos aislados o quemar calorías sin parar. Se centra en movimientos que imitan las actividades de la vida diaria, mejorando la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación de manera integral. "A los 40, el cuerpo necesita un entrenamiento inteligente que lo fortalezca para las demandas del día a día, previniendo lesiones y mejorando la calidad de vida a largo plazo".
El entrenamiento funcional se basa en ejercicios multiarticulares que involucran varios grupos musculares simultáneamente. Sentadillas, zancadas, remos, empujes y rotaciones son movimientos fundamentales que se adaptan a diferentes niveles de condición física y se pueden realizar con el propio peso corporal, bandas de resistencia, balones medicinales o pequeños implementos.
Una de las grandes ventajas de este tipo de entrenamiento es su adaptabilidad. Los ejercicios se pueden modificar para ajustarse a las capacidades y limitaciones individuales, lo que lo convierte en una opción segura y eficaz para personas de todas las edades y niveles de fitness, incluyendo aquellos que se inician en la actividad física después de los 40 o que presentan alguna condición física particular.
"No se trata de levantar el peso más grande o correr la distancia más larga, sino de aprender a mover el cuerpo de manera eficiente y segura", enfatiza Butragueño. "El entrenamiento funcional trabaja la estabilidad del core, mejora la postura y ayuda a prevenir dolores de espalda, rodillas y otras articulaciones, problemas comunes a partir de esta edad".
Además de la mejora física, el entrenamiento funcional tiene un impacto positivo en la mente. Al ser ejercicios más dinámicos y variados, resultan menos monótonos que las rutinas tradicionales de cardio o pesas, lo que aumenta la motivación y la adherencia a largo plazo. La sensación de progreso al realizar movimientos cada vez con mayor control y eficiencia también contribuye a una mayor confianza y bienestar general.
Paula Butragueño anima a incorporar el entrenamiento funcional de forma progresiva, buscando la guía de profesionales cualificados para aprender la técnica correcta y diseñar un programa adaptado a las necesidades individuales. "No hay una fórmula mágica, pero el entrenamiento funcional ofrece una manera inteligente y sostenible de transformar el cuerpo a los 40, sintiéndose más fuerte, ágil y con mayor energía para disfrutar de una vida plena".