El flan de manzana se presenta como una opción deliciosa para un toque dulce y casero. Esta receta combina la textura suave del flan tradicional con el sabor fresco y ligeramente ácido de las manzanas.
La clave para un buen flan de manzana radica en la preparación adecuada de las manzanas. Se recomienda usar variedades como las rome o las verdes, conocidas por su acidez que contrasta con la dulzura del flan.
Estas manzanas deben pelarse, cortarse en cubos pequeños y luego cocerse a fuego lento con un poco de azúcar y ralladura de limón hasta formar una compota. Este puré será la base del flan.
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Por otra parte, la receta destaca la importancia de la mezcla de leche y crema, que le da al flan su característico sabor suave y cremoso. Estos ingredientes deben calentarse juntos hasta que alcancen el punto de hervor.
Una vez calientes, incorporar los huevos batidos de manera cuidadosa, evitando que se cocinen demasiado rápido, lo que podría afectar la textura final del postre. Para asegurar que el flan quede perfectamente liso y sin grumos, es recomendable tamizar la mezcla antes de combinarla con el puré de manzanas.
El paso siguiente es mezclar cuidadosamente la preparación de leche y huevos con la compota de manzanas. Se debe hacer con calma para lograr una mezcla homogénea. Luego, esta combinación se vierte en un molde previamente acaramelado.
Para cocinar el flan, se recomienda el método de baño María en un horno precalentado a baja temperatura. Este proceso, aunque puede tomar alrededor de 40 minutos, es importante para asegurar una cocción uniforme que mantenga la cremosidad del flan. Es esencial vigilar el horno para evitar que el postre se cocine en exceso.
Una vez que el flan ha alcanzado su punto de cocción, se debe dejar enfriar completamente antes de desmoldarlo y servirlo. Este paso final es importante para que el flan mantenga su forma y se deslice fácilmente fuera del molde.