Con una buena dosis de ejercicios o actividad física, es posible evitar la depresión y la ansiedad, dos padecimientos mentales que afectan el funcionamiento normal del organismo, las tareas cotidianas y el vínculo con el entorno.
Sentirse triste, desesperanzado, sin energía o lleno de angustia y temor son algunos de los tantos síntomas comunes de estas dos afecciones que una vez que se experimentan deben ser tratadas siempre con especialistas; sin embargo, al hacer una rutina deportiva, se promueve un cambio en el estado anímico y en las emociones, lo que dificulta que se apoderen de tu organismo.
Este planteamiento lo hace la experta de la UNAM, Ana Contreras Barocio, quien asegura que la actividad física es la herramienta clave para tratar la depresión y la ansiedad. Sostiene que hacer al menos entre 20 a 30 minutos de actividad deportiva 5 veces a la semana favorece el aumento de los neurotransmisores y hormonas que influyen positivamente en el estado de ánimo y en las emociones, la serotonina y la noradrenalina.
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“Por medio del ejercicio físico la serotonina aumenta su latencia o el tiempo que está en el cerebro, con lo cual se asimila de mejor manera. También se regula la secreción de noradrenalina, y así aumenta la sensación de calma en el organismo”, sostuvo la médico residente en una charla transmitida por Facebook Deporte UNAM.
¿Qué tipos de ejercicios se pueden realizar?
Durante el conversatorio no especificó qué tipos de ejercicios hacer, pero sí dejó claro que con una sesión no es suficiente y que los resultados se verán a largo plazo, no obstante, determinó que el efecto positivo en el organismo se mantiene durante un promedio de 24 a 48 horas y que por eso es necesario hacerlo por lo menos 5 veces por semana.
Entre algunas de las actividades físicas que se pueden sugerir destacan el ejercicio aeróbico, como caminar, nadar, correr o andar en bicicleta; los ejercicios de fuerza y los de relajación. En caso de sufrir estos padecimientos mentales, es importante hacer un tratamiento médico y psicológico, el cual no puede ser reemplazado por el ejercicio.