El Pothos (Epipremnum aureum), una planta originaria de las Islas Salomón en el Pacífico, se ha convertido en una de las favoritas para interiores gracias a su resistencia y facilidad de cuidado. Perteneciente a la familia Araceae, se distingue por sus hojas en forma de corazón, que pueden ser completamente verdes o presentar variegaciones en tonos blanco, amarillo e incluso dorado, dependiendo de la variedad.
Como planta trepadora, el Pothos es ideal para cestas colgantes o para ser guiado a lo largo de postes y estructuras. Su tolerancia a la falta de agua lo convierte en una opción perfecta para jardineros principiantes o para aquellos con poca experiencia en el cuidado de plantas. Aunque es fácil de mantener, existe un truco muy popular en el mundo de la jardinería para asegurar que el Pothos siempre luzca hermoso y saludable. A continuación, te contamos más acerca sus cuidados básicos.
- Cuidados
-Luz: para que tu Pothos prospere, colócalo en un lugar con luz indirecta brillante. Aunque también tolera áreas con poca luz, es crucial evitar la exposición directa al sol, ya que puede quemar sus hojas.
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-Riego: prefiere que el sustrato se seque ligeramente entre riegos. Se recomienda regarlo cada 1-2 semanas, ajustando la frecuencia según la temperatura y la humedad del ambiente.
-Sustrato: aunque no es exigente en cuanto a la calidad del sustrato, un suelo bien drenado es ideal para evitar el encharcamiento y asegurar un crecimiento saludable.
-Abono: durante la primavera y el verano, es aconsejable fertilizar el Pothos cada dos meses con una sustancia líquida equilibrada para mantenerlo vigoroso y saludable.
-Poda: limpiar las hojas de vez en cuando para evitar la acumulación de polvo es esencial, ya que esto facilita la fotosíntesis y mantiene la planta en óptimas condiciones.
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