El pan de muerto es un emblema de la celebración del Día de Muertos en México, una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana que se celebra cada 2 de noviembre. Esta receta no solo es deliciosa, sino que también tiene un simbolismo muy especial.
La forma redonda del pan representa el ciclo de la vida y la muerte, con una esfera central que simboliza el cráneo, y cuatro tiras que representan los huesos, evocando a los difuntos honrados en esta fecha. Además, su característico sabor a naranja y esencia de azahar lo hace inconfundible en las mesas mexicanas.
Los ingredientes para hacer pan de muerto son: 500 g de harina de trigo, 150 g de azúcar, 3 huevos a temperatura ambiente, 1 cucharadita de sal, 1 cucharada de levadura seca, 1 pizca de esencia de azahar o naranja, 1/2 taza de leche, 1 cucharadita de ralladura de naranja, mantequilla y azúcar extra para decorar.
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En un tazón grande, combina la harina, el azúcar, la sal y la levadura. Forma un hueco en el centro de la mezcla. Aparte, bate los huevos, añade la ralladura de naranja y la esencia de azahar. Incorpora esta mezcla a la harina, agregando poco a poco la leche, y amasa hasta obtener una masa elástica.
Incorpora la mantequilla a temperatura ambiente y sigue amasando hasta que la masa esté suave y se despegue fácilmente de la superficie. Coloca la masa en un tazón cubierto y déjala en un lugar cálido hasta que duplique su tamaño, lo que tomará aproximadamente una hora.
Separa una tercera parte de la masa para hacer las tiras que simulan los huesos. Con el resto, forma una bola grande y adhiere las tiras con un poco de agua. Pinta el pan con huevo batido y hornea a 180 °C durante 40 minutos. Una vez horneado, cubre el pan con mantequilla derretida y azúcar para darle su característico toque final.