El jengibre, esa raíz aromática y llena de sabor, no solo es un ingrediente esencial en la cocina, sino que también puede ser parte de tu jardín en casa. ¿Te imaginas cosechando tu propia planta fresca? ¡Es más fácil de lo que crees! Sigue estos pasos y deja de comprar jengibre para siempre.
- Elige la maceta adecuada
-Para cultivar esta planta en casa, necesitas una maceta espaciosa. Opta por una de al menos 30 cm de diámetro y 30 cm de profundidad. Asegúrate de que tenga buen drenaje para evitar encharcamientos.
- Consigue un rizoma de jengibre
-Compra un rizoma de jengibre fresco en el mercado o en una tienda de alimentos saludables. Busca uno con brotes u “ojos” que indican que está listo para crecer.
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- Prepara la maceta
-Llená la maceta con una mezcla de tierra para macetas y compost. Planta el rizoma a unos 5 cm de profundidad, con los brotes hacia arriba.
- Colócala en un lugar cálido y luminoso
-El jengibre ama la luz indirecta. Busca un lugar cerca de una ventana soleada, pero sin exposición directa al sol. Mantén la temperatura ambiente alrededor de 20-30 °C.
- Riega con moderación
-El jengibre no necesita mucha agua. Riégalo cuando la capa superior de la tierra esté seca al tacto. Evita el exceso de riego para evitar la pudrición de las raíces.
- Paciencia, cosecha y ciclo
-El jengibre crecerá lentamente. En unas semanas, verás brotes verdes emergiendo. Cuando la planta tenga al menos 15 cm de altura, puedes cosechar parte del rizoma. Después de la cosecha, sigue cuidando tu planta. El jengibre es perenne, así que puedes seguir cosechando y replantando.
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