Si estás en busca de una receta fácil y llena de sabor, te proponemos hacer croquetas de queso crocantes por fuera y suaves por dentro. Cabe mencionar que la palabra croqueta, desciende de la voz francesa croquer (crujir) y de su diminutivo croquette.
Este tipo de platillo tiene muchas versiones, puesto que se pueden realizar de jamón cocido, gambas, espinacas, setas y como en esta ocasión de queso. A continuación, te enseñaremos esta receta de croquetas de queso perfectas para un almuerzo familiar o reunión con amigos.
Ingredientes:
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- 50 gramos de mantequilla
- 50 gramos de harina de trigo
- Sal y pimienta al gusto
- 100 gramos de queso panela desmoronado o cortado en cubos pequeños
- 1/4 de taza de queso parmesano rallado
- 300 ml de leche
- Queso mozzarella rallado al gusto (opcional)
- 1 huevo
- 1 taza de pan molido
Paso a paso para preparar unas deliciosas croquetas de queso
Lo primero que debes hacer para que esta receta salga excelente, en una sartén, calentar la mantequilla hasta que se funda, luego añade la harina y el queso mozzarella en trocitos, y sin dejar de revolver. conjuntamente, vierte un poco de leche mientras sigues revolviendo para evitar que no se formen grumos.
Deja que se consuma este primer chorro antes de agregar otro poco de leche. Acto seguido, agrega el queso parmesano y el queso panela picado, sin dejar de revolver mientras le sumas el resto de la leche hasta lograr una pasta semi-sólida. Inmediatamente, sube un poco el fuego y espera a que comience a hervir, pero ten en cuenta que no debes dejar de revolver para evitar que se pegue. Cuando hayan pasado unos minutos sazona a gusto y retira del fuego.
Cuando esté a temperatura ambiente, lleva la preparación al refrigerador durante al menos dos horas o hasta que la mezcla se solidifique. Una vez que esté sólida, solo tienes que formar las bolitas de queso y apanarlas, después pasarlas por huevo batido y de nuevo por pan rallado para obtener un empanizado perfecto. Por último, fríe las croquetas de queso en abundante aceite en un sartén hasta que estén doradas y crujientes. Cuando las saques del sartén, ponlas en un recipiente con papel de cocina para que absorba el excedente de aceite.