En el silencio de los rincones interiores, donde la luz se filtra con timidez, las plantas ornamentales despliegan su verdor. La gran pregunta es ¿cómo mantenerlas brillantes y saludables? La respuesta se encuentra en un aliado inesperado: el aceite de oliva extra virgen.
Las plantas, al igual que nosotros, necesitan su dosis de nutrientes. Pero no todas las opciones naturales son igualmente efectivas. El aceite de oliva, con su rica paleta de ácidos grasos y antioxidantes, es el elegido para esta tarea. Al aplicarlo, las hojas se convierten en espejos que reflejan la luz y la vida.
La técnica es sencilla. Con una bolita de algodón o un trapo suave de microfibra, untamos delicadamente las hojas previamente limpias. El polvo, ese velo que oculta su brillo, debe retirarse antes de la aplicación. Y así, con movimientos suaves, cubrimos cada hoja con una caricia de aceite.
Te podría interesar
Este truco de jardinería tiene su propio reloj. Las tardes o noches son el momento ideal para aplicar el aceite. Evitemos la exposición al sol al día siguiente, como si protegiéramos un tesoro. Así, prevenimos efectos adversos y permitimos que las hojas absorban los nutrientes con gratitud.
No todas las plantas son iguales. Algunas, como la cuna de Moisés, el lirio de paz y aquellas con hojas alargadas y verdes, agradecen especialmente este tratamiento. Sus hojas, antes tímidas, se vuelven relucientes, como si hubieran bebido de un manantial secreto.
¿Te gusta la jardinería y las plantas? No te despegues de Noticias de México. Existe mucho contenido relacionado con la temática que podría animar tu interés e ingenio.