El amor y la fidelidad son pilares fundamentales para mantener una relación sólida y duradera. No obstante, en un mundo lleno de tentaciones y distracciones, proteger el vínculo en nuestro matrimonio puede resultar un gran desafío. Es por eso que hoy te presentamos dos poderosas oraciones para fortalecer el lazo amoroso que los une.
Es importante remarcar que las oraciones no son soluciones mágicas, pero pueden ser de ayuda para reforzar la conexión emocional entre tú y tu pareja. Sin embargo, es crucial que en la pareja exista el compromiso mutuo para que estas plegarias tengan un efecto favorable.
La oración no solo es un acto de comunicación con lo divino, sino también es una conexión emocional en el matrimonio. Al orar juntos, la pareja puede encontrar un espacio seguro para expresar sus preocupaciones, deseos, y apoyo divino para superar los problemas que afrontan.
Te podría interesar
Oración para que tu pareja no sea infiel:
“En el nombre de Dios yo te invoco, espíritu del Dominio, espíritu Intranquilo, espíritu del Desespero, espíritu de Don Juan de la Conquista, espíritu del Amor, espíritu de Don Juan de los Caminos, espíritu de San Juan Minero, espíritu de San Juan de la Calle, espíritu de los 4 vientos, sendas y lugares, espíritu del Encanto, espíritu de San Marcos de León, espíritu de Santa Martha y Santa Elena de Jerusalén, espíritu de San Salvador de Horta, espíritu de Santa Inés del Monte Perdido, espíritu de María de la Cabeza, espíritus benéficos todos, yo los conjuro para que me ayuden a dominar los cinco sentidos, pensamientos, juicio, espíritu vivo y la voluntad de (….) ofrezco este Conjuro al Santo Ángel de la Guarda de (….) por el santo día que lo bautizaron, por el día en que nació (….).
“Lo que estoy conjurando (vela o tabaco) es el espíritu vivo, cuerpo, mente, miembro, cabeza, pies y manos, pensamiento, juicio y voluntad de (….). Concededme espíritus del Dominio que (….) no pueda estar, ni vivir tranquilo, que no pueda comer, ni dormir, ni beber, ni andar sin el pensamiento puesto en mí que me llamo hasta que a mis pies venga a parar, rendido de amor, de interés y deseo por verme, desesperado por tenerme, atraído por mí, ofreciéndome el suyo, deseoso, arrepentido y humilde, halagándome con besos y caricias, arrastrándose a mis pies, suplicante y manso, siendo yo su dueña para mí y por mí que me llamo (….)”.
“Con dos te veo, con tres te ato, la sangre te bebo y el corazón te parto, Cristo valedme y dadme la paz. Ven (….) dominado en cuerpo, pensamiento y voluntad, ya no puedes mirar a nadie más que a mí, tu amor y tu cariño solo son para mí, mi presencia te es atractiva, mi mirada te sugestiona, mi voz te domina, mis ojos te ciegan y mi voluntad es la tuya, así sea, así sea, así sea, así sea, Amén”.