En el fascinante universo de la numismática, algunas piezas desafían su valor nominal y se convierten en auténticos tesoros para los coleccionistas. No se trata de monedas antiguas o exóticas, sino de ejemplares con características únicas e irrepetibles, capaces de desatar la pasión de los más exigentes. Dos monedas de un dólar son ejemplos perfectos de este fenómeno: la "corta duración" de 1885 y la Susan B. Anthony de 1999-P, con error de acuñación.
La moneda de 1 dólar de 1885, acuñada para el comercio en Asia, desapareció misteriosamente poco después de su emisión. De los 35 millones creados, solo se han encontrado cinco, lo que la convierte en una pieza codiciada por los coleccionistas que abundan en la numismática.
En 2019, una de estas monedas de 1 dólar alcanzó un precio de 3.624.984 euros en una subasta, consolidándose como una de las más valiosas del mundo. Increíble, pero cierto. En esa negociación vale más el deseo por poseerla que, posiblemente, sus chances de reventa como una gran inversión.
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El valor trasciende la historia
En el caso de la moneda de Susan B. Anthony de 1999-P, un error en la acuñación la ha convertido en una rareza. Se estima que solo existen unas pocas monedas de 1 dólar en circulación, lo que explica su precio tan elevado. En diciembre de 2022, una de estas monedas de 1 dólar se vendió por 10.710,18 euros.
Estas dos monedas de 1 dólar nos recuerdan que, incluso en las piezas más comunes, puede esconderse un tesoro inesperado para los coleccionistas. Revisar las monedas que guardamos en casa, después de un viaje o incluso en el bolsillo, puede ser el inicio de una aventura numismática llena de sorpresas y emociones.