En un mundo donde la fe a menudo se ve opacada y donde la conexión con lo divino parece desvanecerse, es crucial trabajar en fortalecer nuestro vínculo con nosotros mismos y con todo el universo. En este contexto, una oración poderosa puede ser el primer paso para atraer el amor y la prosperidad a nuestras vidas.
Esta oración va acompañada de un pequeño ritual, diseñado para reforzar nuestra petición y dirigir nuestras energías. Es esencial entender que, más allá de la práctica en sí, la fe y la intención son los elementos fundamentales en cualquier acto de rezo o manifestación.
Antes de comenzar la oración, asegúrate de contar con un espacio tranquilo y seguro donde puedas concentrarte y conectarte con lo divino. Asimismo, necesitarás dos velas: una roja, que simboliza el amor, y una verde, que representa la prosperidad. Si tienes una foto de la persona amada, puedes colocarla junto a las velas para potenciar la energía.
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Enciende las velas con cerillas de madera, nunca con un encendedor, y siéntate frente a ellas en posición cómoda, pero alerta. Ahora, enfoca tu mente en tus deseos y prepara tu corazón para recibir lo que estás a punto de pedir.
Ahora sí, la oración a San Cipriano, Patrono del Amor y la Prosperidad. Repítela tres veces, mientras te concentras en la llama de las velas y en la energía que estás enviando al universo:
“Reconozco tu poder, mi santo milagroso, me dirijo a ti con esperanza. En atención a tu gran bondad, te llamo e invoco tu virtud, San Cipriano, para que el amor de [nombre de la persona amada] regrese a mí. Prometo darle una buena vida, amarle, respetarle y serle fiel. Desde lo más profundo de mi corazón, te suplico, ayúdame, mi santo milagroso, San Cipriano”.
“También pido por mi dinero, que nunca me falte, que siempre esté conmigo y que la abundancia me acompañe. Confío en tus milagros, amén”. Una vez que hayas completado la oración, coloca un vaso de vidrio con agua entre las dos velas y déjalo durante toda la noche.