El suadero es una verdadera joya de la gastronomía mexicana, ya que se encuentra presente en prácticamente todas las taquerías de la Ciudad de México. Este corte de res fino, aunque sabroso, es la estrella de los tacos al pastor y cientos de recetas callejeras.
El suadero es un corte de carne no muy sofisticado, pero sí muy versátil y delicioso. Su nombre, que deriva de la palabra “suave”, hace justicia a su textura tierna y jugosa cuando se cocina adecuadamente. En la Ciudad de México, este corte se ha convertido en un elemento imprescindible en innumerables recetas y su preparación ha sido elevada a un arte culinario.
Una de las técnicas más populares para las recetas de suadero es el confitado, que consiste en una cocción lenta y constante en grasa. En las taquerías de la capital mexicana, esta técnica se realiza en las famosas choriceras, utensilios de cocina que adornan los puestos callejeros y que le otorgan al suadero un sabor único, integrado por los jugos de otras carnes y la manteca.
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Pero ¿qué hacer si quieres disfrutar de unos deliciosos tacos de suadero en casa? Aunque puede parecer un poco más complejo, ¡no te preocupes! Aquí te compartimos algunos consejos y recomendaciones para preparar suadero casero:
- Cuadrícula: antes de cocinar la carne, realiza cortes en forma de cuadrícula en la superficie del suadero. Esto ayudará a que se cocine de manera más uniforme y a que los sabores se integren mejor.
- Sazonar: no escatimes en la sal. La grasa del suadero es su mejor aliada para potenciar su sabor, así que asegúrate de sazonarlo generosamente antes de cocinarlo.
- Hervir: para ablandar la carne y romper sus fibras musculares, hierve el suadero en una olla express. Esto acelerará el proceso de cocción y te ayudará a obtener una textura más suave.
- Confitar: aunque no podrás replicar completamente el confitado de las taquerías, puedes lograr un sabor similar cocinando el suadero en su propia grasa. Esto le dará un toque mantecoso y delicioso.
- Cortar: una vez cocido, corta el suadero en tiras finas. Esto permitirá que se dore y se vuelva crujiente al sofreírlo en manteca, lo que crea una textura irresistible.