En invierno, cuando muchos jardines parecen perder su vitalidad, algunas plantas continúan sorprendiendo con su aroma. Aunque las bajas temperaturas y la disminución de luz reducen la actividad de muchas especies, ciertos ejemplares siguen emitiendo fragancias.
El aroma en el jardín puede surgir de diferentes partes de las plantas, como las flores, el follaje o incluso los frutos. Para las plantas, producir fragancias es una estrategia de supervivencia, ya que los aromas ayudan a repeler depredadores y a atraer polinizadores.
Entre estas especies, destaca la Magnolia Figo, una planta con flores pequeñas, pero de gran impacto olfativo. Su aroma, similar al de la banana, impregna el aire alrededor cuando florece, aunque sus flores solo duran uno o dos días. Esta especie necesita suelos livianos y bien drenados para prosperar y no tolera bien los extremos de humedad o sequedad.
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Otra planta notable por su fragancia en invierno es la Lonicera fragrantissima, conocida como madreselva de invierno. Sus pequeñas flores blancas, que comienzan a aparecer a mediados de invierno, emiten un delicado aroma alimonado. Requiere un lugar soleado o ligeramente sombreado dependiendo del clima y se adapta bien a suelos secos y calcáreos.
Por otro lado, la Dombeya wallichii, conocida como hortensia tropical, ofrece una fragancia muy especial con un toque a coco. Sus flores son pequeñas pero muy perfumadas, atrayendo mariposas e insectos durante el invierno. Es una planta ideal para jardines más grandes debido a su tamaño y a la cantidad de néctar que ofrece. Sin embargo, no tolera bien las bajas temperaturas, por lo que requiere una ubicación protegida y suelos bien drenados.
La Camellia sasanqua es especialmente valorada por su floración invernal, que llena el jardín de pequeñas flores de colores variados. Además, su delicado aroma atrae insectos, y su capacidad de adaptarse tanto al sol como a la sombra la convierte en una opción versátil para jardines de climas templados.
Otra opción en el invierno es el Chimonanthus praecox. Este arbusto, cuyas flores cerosas aparecen directamente en sus ramas desnudas, tiene un perfume intenso y delicado. Sus flores amarillas aportan no solo belleza, sino también una fragancia característica de los jardines invernales.
Por otro lado, la Acacia dealbata anuncia la llegada de la primavera con sus flores amarillas en forma de pompones. Aunque florece en pleno invierno, sus frutos se mantienen en la planta hasta bien entrada la primavera. Es ideal para climas templados, ya que tolera bien las heladas cortas, pero requiere suelos livianos y bien drenados.