Si eres una persona con experiencia en jardinería y te gustan las plantas exóticas, entonces la orquídea Vanda podría convertirse en una de tus favoritas. Esta planta, reconocida por su elegancia y peculiaridad, no es la más sencilla de cuidar, pero con el manejo adecuado, puede transformar cualquier espacio en un rincón lleno de vida y color.
Las orquídeas del género Vanda requieren atención detallada para mantenerse en su máximo esplendor, por lo que es importante conocer sus necesidades específicas para su crecimiento y, posteriormente, la floración, la etapa en la que se destaca.
¿Cómo distingue una orquídea Vanda?
Las Vanda son orquídeas epífitas, que crecen sobre otras plantas o en los troncos de los árboles, sin necesidad de estar plantadas en tierra. Originarias de las zonas tropicales de Asia, así como de Nueva Guinea y el norte de Australia, estas plantas prosperan en ambientes húmedos y cálidos. Si bien pueden ser cultivadas en interiores, necesitan un ambiente similar al de sus selvas nativas para mantenerse saludables.
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Sus raíces, largas y aéreas, son uno de los aspectos más llamativos de esta planta. Es fundamental proporcionarles suficiente ventilación, por lo que utilizar macetas con orificios es una excelente opción. Además, requieren mucha luz y es recomendable colocarlas en un espacio bien iluminado, pero siempre evitando la exposición directa al sol.
Las flores de las orquídeas Vanda
Sus flores, redondeadas y de colores vibrantes, pueden aparecer en cualquier época del año, y si reciben los cuidados adecuados, algunas variedades, como la orquídea Vanda coerulea, pueden ofrecer hasta tres floraciones anuales.
Cuidados específicos para una orquídea Vanda
Son plantas que prefieren temperaturas entre los 20 y 30º C, y no toleran bien el frío. Es crucial mantenerlas lejos de corrientes frías, sobre todo en invierno. El riego también juega un papel vital en su mantenimiento. Al ser plantas aéreas, necesitan ser regadas por inmersión y pulverizadas frecuentemente. La clave es asegurarse de que sus raíces cambien de color, pasando de un tono blanquecino a un verde saludable.