De todos los pueblos que podrías conocer por primera vez durante esta Semana Santa, sin duda Santo Tomás de los Plátanos se lleva el podio como una de las localidades más pintorescas que te pueden esperar y no es para menos, ya que cuenta con una muy interesante historia sobre su icónica Iglesia hundida que puede transformarse en tu próximo destino para hacer turismo.
Si no has escuchado sobre esta edificación que terminó bajo el agua, entonces prepárate para un breve pero completo resumen en el que querrás ir sí o sí a esta acogedora población ubicada en el Estado de México.
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La historia de la Iglesia de Santo Tomás de los Plátanos
Este pueblo se ubica a unos 30 kilómetros de Valle de Bravo, y en su momento fue una población muy concurrida con su propia Iglesia, a la cual se le otorgó el nombre de Santo Tomás en honor al apóstol de Jesucristo.
“Los Plátanos” proviene de los cultivos frutales que suelen prosperar en estas tierras, incluyendo el banano y transcurrió sin novedades hasta que llegó el año de 1956, cuando el presidente Adolfo Ruiz Cortines decidió que la primera etapa de la presa Sistema Cutzamala sería en Santo Tomás debido a su topografía.
Esta noticia obligó a los habitantes a trasladarse a un nuevo asentamiento, y el antiguo no quedó nada tras la inundación. De ahí el aspecto actual de esta Iglesia bajo el agua, el cual se convirtió en un atractivo ideal para hacer turismo en esta región.
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Lo que se aprecia hoy día es la parte superior de esta estructura, la cual sobresale de este espacio de agua y tierra. Actualmente se puede visitar la Presa Santa Bárbara en plan para hacer turismo y sin duda, poder ver de cerca la resiliente torre que podrás conocer en paseo de lancha.
También está habilitada la pesca deportiva, siendo uno de los mejores lugares en todo el centro de México para esta actividad al aire libre. En pocas palabras, no tiene comparación este lugar con las costas paradisíacas del Mar Caribe Mexicano, sin embargo, sí cuenta con un aliciente adicional que lo hace único en su estilo.