El espíritu libre y natural de la estética boho, tan popular en la década de los 70, está regresando con fuerza a la decoración de interiores en México. Sin embargo, esta no es una simple reedición del pasado. El nuevo boho mexicano llega con un "truco" estilístico: un giro dramático y sofisticado que lo aleja de la inocencia hippie para abrazar una elegancia terrenal y llena de carácter. Los coleccionistas de tendencias y los amantes del diseño de interiores están redescubriendo la calidez y la autenticidad del boho, pero con una visión renovada y audaz.
La clave de esta transformación radica en la incorporación de elementos inesperados que contrastan con la ligereza tradicional del boho. Si antes predominaban los tonos neutros y los materiales naturales sin procesar, ahora se abre paso una paleta de colores más rica y profunda, que incluye ocres quemados, terracotas intensas, verdes oliva oscuros y toques de negro o dorado envejecido. Esta base cromática más intensa aporta una sensación de calidez envolvente y sofisticación.
Los materiales naturales siguen siendo protagonistas, pero se presentan en texturas más elaboradas y con acabados que añaden un toque de lujo discreto. La madera maciza con vetas marcadas, el cuero envejecido, el lino lavado y el terciopelo suave se combinan con elementos artesanales como la cerámica rústica, los textiles bordados con motivos étnicos y las piezas de cestería de fibras naturales, lo que crea una atmósfera rica en contrastes y detalles.
El "truco" de este nuevo boho mexicano también reside en la forma de integrar los elementos decorativos. Se abandona la acumulación desordenada en favor de una disposición más cuidada y estratégica. Las piezas se seleccionan con atención, buscando aquellas que tengan una historia que contar o que aporten un toque de originalidad. Los objetos vintage con pátina, las obras de arte abstracto con influencias tribales y los espejos con marcos elaborados se convierten en puntos focales que elevan la estética general.
La iluminación juega un papel crucial en este giro dramático. Se apuesta por lámparas de techo con diseños esculturales, apliques de pared con acabados metálicos oscuros y velas o faroles que proyectan sombras cálidas y misteriosas, lo que crea una atmósfera íntima y envolvente.
En cuanto a los textiles, las alfombras de lana gruesa con patrones geométricos o étnicos, los cojines con bordados artesanales y las mantas de punto grueso añaden capas de textura y calidez, lo que invita al descanso y a la relajación. Las plantas de interior, especialmente aquellas con hojas grandes y exuberantes como la monstera o la palma de areca, siguen siendo imprescindibles para aportar frescura y vitalidad al espacio.