En un mundo donde el dinero en efectivo cede terreno ante las transacciones digitales, ciertas monedas emergen como auténticos tesoros, codiciadas por coleccionistas y amantes de la numismática. La rareza, la antigüedad, el estado de conservación o incluso los errores de acuñación pueden transformar una simple moneda en una pieza de valor incalculable.
Internet se ha consolidado como un escaparate global para los coleccionistas, un espacio donde comprar y vender piezas únicas por sumas que alcanzan cientos de euros. Entre estas joyas numismáticas, destaca una moneda de 2 euros emitida en Mónaco en 2007, conmemorativa del 25 aniversario del fallecimiento de Grace Kelly.
Un tesoro de 20.001 unidades
Lo que confiere a esta moneda su extraordinario valor es su rareza: se acuñaron tan solo 20.001 unidades. Esta escasez la convierte en una pieza muy codiciada por los coleccionistas, quienes están dispuestos a pagar hasta 2.600 euros por hacerse con ella.
Para autentificar esta joya numismática, basta con examinar su canto: seis dosis y doce estrellas inscritas e intercaladas. Además, a la derecha se aprecia la palabra "MÓNACO", la marca de la Fábrica de la Moneda, el año "2007" y la marca del grabador, todo ello rodeado por las doce estrellas de la Unión Europea. Bajo el busto de la princesa, en una tipografía más pequeña, se lee el nombre del artista: "RB BARON".
Roger Bertrand Baron: el artífice de la moneda
Detrás de esta pieza de colección se encuentra Roger Bertrand Baron, un artista polifacético nacido en París en 1907. Escultor, medallista, diseñador de monedas y grabador francés, su trayectoria estuvo estrechamente ligada al Principado de Mónaco desde 1982. Baron fue el creador de otras monedas emblemáticas, como la antigua moneda de 10 francos conmemorativa de la muerte de Grace Kelly, y las monedas de 10, 20 y 50 céntimos, que representan a un caballero con armadura.