La gastronomía mexicana es admirada en todo el mundo por su combinación de texturas y por su gran diversidad, creatividad y sabores únicos. Sin embargo, no todas las recetas tienen la misma aceptación y uno de los platillos que tienen mala fama es la capirotada, un postre típico de Cuaresma, el cual ha sido considerado como uno de los peores.
Según Taste Atlas, una destacada enciclopedia culinaria global que recopila las recetas más representativas de diferentes culturas, consideró a la capirotada uno de los postres más desagradables del mundo. La capirotada es una preparación profundamente arraigada en las tradiciones de Semana Santa, de origen humilde y accesible, la cual se convierte en una opción económica.
Un clásico de Semana Santa
La base de esta receta es el pan duro sobrante de días anteriores, el cual se fríe con manteca o mantequilla y se baña en un jarabe dulce de piloncillo acompañado de frutas secas. No obstante, el verdadero conflicto radica en la gran variedad de preparaciones que existen a lo largo de México, ya que, dependiendo de la región, y de cada familia, se le agregan ingredientes adicionales.
En algunas zonas la receta lleva jitomate, cebolla o especias, lo que da como resultado un platillo que oscila entre lo dulce, salado o ácido, lo que hace que no todos puedan disfrutar este postre por igual. Mientras que algunas personas aprecian la creatividad y raíces culturales de este postre, otros no logran disfrutar su apariencia o la combinación poco convencional de sabores e ingredientes.
- ¿Por qué muchos le bajan el pulgar a la capirotada?
Lo que para algunos es un manjar alimenticio, para otros es una mezcla desacertada de sabores que no funcionan bien juntos. Cada estado de México tiene su propia receta de este postre, lo cual le da un cambio a su sabor original:
- En Jalisco: este postre se prepara con rebanadas de birote empapadas en jarabe de piloncillo con canela, clavos y pimienta gorda y adornadas con pasas, cacahuates, almendras y queso cotija.
- En San Luis Potosí: en esta región utilizan pan dulce suave empapado en una mezcla cocida de leche, huevos y maicena y decorado con pasitas.
- En Nuevo León: en este estado la receta lleva bolillos fritos en manteca de cerdo bañado en miel de piloncillo cocida con jitomate y cebolla, terminado con queso, pasas y almendras antes de hornear.
- En Colima: en esta zona el pan se dora, se fríe y se dispone en capas dentro de una cazuela de barro, bañándolo con miel de piloncillo cocida con jitomate y cebolla, y espolvoreado con queso, pasas y almendras antes de hornearlo.