Entre las cientos de monedas estadounidenses que han ganado protagonismo en el coleccionismo, una moneda de 10 centavos acuñada en 1974 parece ganarse un lugar entre las que más potencial tienen en la numismática, aunque su valor nominal sea modesto.
Esta moneda de 10 centavos de 1974, pieza conocida como Roosvelt Dime, ha encontrado un lugar especial en la numismática gracias a su diseño, historia y popularidad en subastas, cualidades que le valieron una cotización de hasta 700 dólares en casas de subastas.
¿Cómo es la moneda de 10 centavos de 1974?
La moneda de 10 centavos de 1974 presenta en su anverso el retrato de Franklin D. Roosevelt, mirando hacia la izquierda, como un tributo a su legado. A su alrededor se encuentran las inscripciones “LIBERTY” y “IN GOD WE TRUST,” reflejando los valores fundamentales de la nación en este ejemplar. En la parte inferior aparece el año de emisión, 1974, junto a las iniciales del diseñador, “FS”.
El reverso de la moneda de 10 centavos de 1974 no es menos significativo, con un diseño que incluye la leyenda “ONE DIME” y la frase “E PLURIBUS UNUM,” evocando la unidad en la diversidad. Estos elementos, cuidadosamente trabajados, hacen que esta moneda sea no solo un objeto funcional, sino también un símbolo de identidad nacional.
¿Por qué es tan valiosa la moneda de 10 centavos de 1974?
La Ley de Acuñación de 1972 marcó un hito en la producción de monedas en Estados Unidos, y los ejemplares de 10 centavos emitidos desde entonces se han convertido en un referente dentro de la numismática norteamericana. La moneda de 1974, fabricada en la Casa de Moneda de Denver, es un ejemplo perfecto de este legado.
Con más de 570 millones de unidades acuñadas, la moneda de 10 centavos de 1974 no es especialmente rara, pero su calidad de conservación y autenticidad son determinantes para su valoración dentro del ámbito de la numismática.
¿Cuánto puede valer una moneda de 10 centavos de 1974?
El precio de una moneda de 10 centavos de 1974 varía considerablemente, dependiendo de factores como su estado de conservación, la existencia de documentación que avale su originalidad y la demanda en un momento específico influyen directamente en su cotización. Aunque no todas alcanzan cifras exorbitantes, las piezas en excelente condición pueden ser especialmente valiosas para los coleccionistas.