Los manteles son piezas esenciales en nuestro hogar, especialmente aquellos que usamos diariamente. Con el tiempo, es inevitable que acumulen manchas y suciedad que la lavadora no siempre logra eliminar por completo. Afortunadamente, existen trucos de limpieza y métodos efectivos para devolverles su apariencia original y mantenerlos en excelente estado.
- Remojo previo
El primer paso de este truco de limpieza para despulir un mantel es remojarlo. Llena una cubeta grande con agua caliente y añade media taza de bicarbonato de sodio. El bicarbonato es un agente limpiador natural que ayuda a aflojar la suciedad incrustada. Deja el mantel en remojo durante al menos una hora. Para manchas difíciles, puedes añadir un poco de vinagre blanco, que actúa como desinfectante y blanqueador suave.
- Tratamiento de manchas
Antes de lavar el mantel, es importante tratar las manchas específicas. Aplica una pequeña cantidad de detergente líquido directamente sobre las manchas y frota suavemente con un cepillo de cerdas suaves. Si las manchas son particularmente rebeldes, puedes usar una mezcla de peróxido de hidrógeno y bicarbonato de sodio, dejándola actuar durante unos minutos antes de frotar.
- Lavado a mano
Aunque la lavadora es cómoda, el lavado a mano puede ser más efectivo para ciertos manteles. Usa agua tibia y un detergente suave para lavar el mantel con cuidado, evitando retorcerlo en exceso para no dañar las fibras. Si prefieres usar la lavadora, opta por un ciclo delicado y asegúrate de no sobrecargarla para que el mantel pueda moverse libremente.
- Aclarado y secado
Aclara el mantel con abundante agua fría para eliminar cualquier residuo de detergente. Luego, extiéndelo sobre una superficie plana para secarlo al aire libre, evitando la exposición directa al sol para prevenir el desgaste del color. Si prefieres secarlo en la secadora, utiliza una temperatura baja y retíralo ligeramente húmedo para plancharlo.
- Planchar y almacenar
Plancha el mantel a baja temperatura mientras aún está ligeramente húmedo para facilitar el proceso y eliminar cualquier arruga. Una vez seco y planchado, guárdalo en un lugar limpio y seco, preferiblemente colgado o doblado en una bolsa de tela para protegerlo del polvo y la humedad.