A medida que comienzan a empaparse de conocimientos dentro de la numismática, a muchos aficionados les surge la duda: ¿es conveniente limpiar las monedas?. Aunque sea una opción tentadora, puede ser un arma de doble filo ya que, por un lado, podría realzar el brillo de una pieza, pero por otro, existe el riesgo de reducir drásticamente su valor en el mercado y te contaremos por qué.
En los últimos años, la creciente popularidad de la numismática ha llevado a un aumento significativo en la cantidad de personas interesadas en coleccionar monedas antiguas y billetes raros. Con la posibilidad de obtener sumas considerables por piezas excepcionales, muchos coleccionistas se sienten tentados a limpiar sus piezas, creyendo que una apariencia más pulida podría incrementar su valor.
¿Qué dicen los expertos en numismática sobre la limpieza de monedas antiguas?
Los especialistas en numismática coinciden en que, en la mayoría de los casos, limpiar monedas antiguas es una mala idea. Aunque es cierto que el estado de conservación influye en el valor de una pecunia, una limpieza inapropiada puede eliminar pátinas naturales que se han formado con el tiempo, lo cual es altamente valorado por los coleccionistas. Estas pátinas no solo reflejan la autenticidad y antigüedad de la pieza, sino que también contribuyen a su singularidad y atractivo.
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Si bien algunos pueden optar por limpiar sus monedas por razones personales, es fundamental tener en cuenta que el uso de productos abrasivos o solventes puede ser perjudicial. En lugar de realzar la apariencia de una moneda, estos productos pueden dañar su superficie de manera irreversible.
¿Cómo recomiendan los expertos limpiar una moneda?
Los métodos más recomendados, si uno decide proceder con la limpieza, incluyen el uso de agua destilada y jabón neutro, seguidos de un secado cuidadoso para evitar la humedad. Es importante recordar que estos métodos son más apropiados para monedas de uso personal que no se planea vender.
Para aquellos que buscan conservar el valor original de sus monedas, la mejor opción es almacenarlas en contenedores herméticos y alejadas de la humedad. De esta manera, se preserva su estado original, que es precisamente lo que los coleccionistas y expertos valoran al momento de la compra.