La idea de darle una segunda oportunidad al amor con una expareja es algo que muchas personas contemplan en algún momento de sus vidas. Sin embargo, decidir si es conveniente volver con tu ex, no es una decisión sencilla.
Antes de pensar en reabrir una puerta del pasado, los especialistas en psicología recomiendan aprender a estar bien con uno mismo. La soltería permite tomar decisiones desde la independencia emocional y no desde la necesidad de compañía.
El tiempo puede jugar a favor o en contra, dependiendo de cómo se analice la situación. Por un lado, las personas cambian, crecen y maduran, lo que puede mejorar una relación que alguna vez no funcionó. Por otro lado, es posible que estos cambios hagan que ya no se adapten el uno al otro como antes. La clave está en evaluar si ambos han evolucionado de manera compatible.
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Uno de los mayores errores es idealizar el pasado. Es fácil pensar que todo será como antes o incluso mejor, pero la realidad es que muchas veces los problemas que causaron la ruptura original no desaparecen por completo. Si no se trabaja en ellos, la relación puede volver a fracasar.
Aferrarse a una relación que no funcionó puede impedir que ambas personas continúen con sus vidas. Repetir decisiones pasadas sin evaluar si realmente se han superado los problemas solo genera un estancamiento emocional. Reconocer cuándo es momento de dejar ir es esencial para poder seguir adelante y abrirse a nuevas experiencias.
Dependiendo del motivo de la ruptura, el resentimiento puede ser una barrera difícil de superar. Si la separación fue causada por una traición, como una infidelidad, es posible que el rencor siga presente, lo que dificultará que la nueva relación prospere.
Al retomar una relación pasada, se pierde esa emoción de las "primeras veces" que caracteriza a las nuevas parejas. Ya no se experimenta la etapa inicial de descubrimiento y emoción, conocida como la "luna de miel", lo que puede hacer que la relación carezca de la chispa que tuvo al principio.
Es común que, tras una ruptura, el cerebro se quede con los recuerdos más felices y borre las discusiones y los motivos de la separación. Esta idealización puede hacer que una persona crea que era más feliz con su ex de lo que realmente era. Sin embargo, al volver a intentarlo, es probable que esos problemas del pasado resurjan.