En el corazón de la Ciudad de México surge una joya de la jardineria que solo se revela con la llegada de las lluvias. Conocida popularmente como mayito o lirio de lluvia, esta planta efímera transforma el paisaje urbano en un vibrante lienzo de colores.
El mayito, cuyo nombre científico es Zephyranthes fosteri, pertenece a la familia de las amarilidáceas. Esta planta bulbosa hace su aparición de manera tan repentina como la primera gota de lluvia en una tarde primaveral. Basta con que el cielo se abra y derrame su preciado líquido para que en cuestión de días las calles y parques de la ciudad se llenen de sus delicadas flores rosadas o blancas.
Lo que hace al mayito verdaderamente especial es su capacidad para sorprender. Durante la temporada seca, sus bulbos permanecen ocultos bajo la tierra acumulando nutrientes y esperando pacientemente el momento adecuado para florecer. Y cuando finalmente lo hacen, es como si la ciudad misma respirara un suspiro de alivio y alegría.
Para los amantes de la naturaleza y los curiosos urbanos, encontrar mayitos es una experiencia casi mágica. Un paseo por el Bosque de Chapultepec, el Bosque de Aragón o el Parque Bicentenario de Azcapotzalco puede convertirse en una aventura botánica. Allí, entre el bullicio de la urbe, estas flores se alzan como pequeños faros de esperanza y belleza.
Si deseas llevar un pedazo de esta magia a tu hogar, cultivar mayitos es sorprendentemente sencillo. Solo tienes que recoger sus semillas, que se encuentran en los ovarios de las flores marchitas, y esparcirlas en un suelo bien drenado. Con un poco de paciencia y las primeras lluvias de la temporada, pronto tendrás tu propio rincón de lirios de lluvia.
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