El cactus de Navidad no solo aporta un toque decorativo con sus llamativas flores, sino que también es relativamente fácil de cuidar. Estos detalles la convierten en una opción ideal para quienes no tienen experiencia en el cuidado de plantas.
El cactus de Navidad es una planta que, en su hábitat natural, crece adherida a los troncos y ramas de los árboles. A diferencia de otros cactus, sus tallos son planos y segmentados, con bordes ligeramente dentados, que eventualmente desarrollan un crecimiento colgante.
Durante el invierno, la planta produce flores en los extremos de sus tallos, que pueden variar en color desde el rosa hasta el rojo, fucsia y blanco. Estas flores forman una estructura acampanada y su duración es limitada.
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Para maximizar la floración, es recomendable ubicar la planta en un lugar fresco dentro del hogar durante este periodo. Esto evitará que las delicadas flores se dañen por la lluvia u otras inclemencias del tiempo.
El cactus de Navidad prospera en temperaturas moderadas, entre 16 y 21 ºC. Aunque es una planta tropical, tolera bien el frío, pero no soporta las corrientes de aire. Lo ideal es colocarla cerca de una ventana con luz filtrada.
A diferencia de otros cactus, el cactus de Navidad requiere riegos más frecuentes, especialmente durante su periodo de crecimiento. Se recomienda regarlo dos veces por semana, asegurándose de que la tierra no se seque por completo.
Si las hojas de tu cactus están arrugadas o caídas, es posible que esté deshidratado o recibiendo demasiada luz solar directa. Ajusta el riego y la ubicación de la planta para ayudarla a recuperarse.