La decoración, al igual que la moda, siempre encuentra la forma de reinventarse y traer de vuelta elementos que se pensaba que habían quedado en el pasado.
La estética conocida como "grandmacore" ha ganado popularidad, y está inspirada en los hogares de antaño. Esta tendencia invita a rescatar esos objetos que marcaron la decoración de la casa de los abuelos.
Los platos de cerámica en las paredes han regresado para dar un toque especial a cualquier lugar. Más allá de la tradicional porcelana, ahora se presentan en materiales como fibras vegetales o latón, lo que les da un giro moderno.
El cristal de Murano sigue siendo un símbolo de elegancia. Estas piezas, elaboradas artesanalmente, destacan por sus colores y su capacidad de transformar cualquier ambiente con un toque sofisticado.
Los flecos han vuelto a decorar sofás y butacas, lo que recuerda las décadas de 1920 y 1970. Este elemento decorativo añade un aire bohemio y original a cualquier espacio.
Los espejos dorados son ahora un elemento esencial en el diseño de interiores. Utilizados estratégicamente, no solo amplían espacios, sino que añaden un toque de glamour.
El macramé ha vuelto con fuerza, ya sea como tapices, cestas o incluso cabeceros. Este arte antiguo aporta un estilo boho y relajado, ideal para crear ambientes acogedores.
El papel pintado continúa en tendencia, especialmente aquellos con diseños geométricos retro. Perfecto para dar vida a una habitación aburrida o disimular imperfecciones.
Las alacenas regresan con un diseño más fresco. Hoy, se reinventan en tonos claros y con traseras empapeladas, lo que aporta un toque moderno.