Es necesario regularmente limpiar las persianas para garantizar no solo su apariencia, sino también su funcionalidad y frenar la posibilidad de un desgaste prematuro. Sin embargo, en oportunidades se dificulta, ya que se desconoce acerca de un modo práctico o efectivo de realizarlo, los materiales y con qué frecuencia. Por suerte, existe un truco de limpieza muy recomendado porque las deja como nuevas.
Las persianas por su función atraen mucho polvo y suciedad, lo cual afecta su apariencia, incluso, esto puede representar un riesgo para la salud, ya que la calidad del aire interior no sería la misma, causando problemas respiratorios en especial en las personas alérgicas o con asma, por eso lo prioritario es este especial modo de aseo.
Otra de las consecuencias negativas de una persiana sucia es que la acumulación de polvo puede entorpecer su funcionamiento, dificultará su movimiento y giros dañando su propósito inicial, que es controlar la entrada de luz.
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Cómo poner en práctica este método de limpieza y con qué frecuencia
Una de las formas efectivas de mantenerlas como nuevas es a través de un truco de limpieza sencillo, económico, práctico y muy eficaz para el que solo necesitarás unas pinzas de cocina, trapos o paños de microfibra y cuatro bandas elásticas.
Cubrirás las pinzas con los paños de microfibra y para ajustar utilizarás las bandas elásticas. El método es muy simple: sostendrás con la pinza cada persiana y te deslizarás de un extremo a otro en una misma dirección. Esta acción garantizará el aseo en ambas caras. Debes cambiar o asear los paños cuando lo consideres necesario y si gustas puedes repetir el procedimiento.
Este proceso de limpieza tiene sus versiones, hay quienes en lugar del paño de microfibra utilizan esponjas para fregar o cubren sus manos con guantes o medias de un material similar. Los paños se pueden usar secos, pero también impregnados con algún limpiador casero o comercial, incluso se les puede añadir un poco de detergente o lavavajillas.
Lo más recomendable es aplicar este truco de limpieza entre una o dos semanas, todo dependerá de la frecuencia de uso, de la cantidad de polvo que acumulen y si quieres incluir o no esta tarea dentro de la rutina general de la limpieza del espacio donde se ubican.