En 1998, Vicente Fernández recibió uno de los honores más prestigiosos para un artista: su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Convirtiéndose en el 45º latino en obtener este reconocimiento, destacó no solo por su talento, sino también por su profundo orgullo por sus raíces mexicanas y la lealtad a su pueblo. La estrella número 2.125 de Chente en el icónico paseo llegó en una época en que los latinos aún luchaban por ser reconocidos como una fuerza significativa en Estados Unidos.
En esa emotiva ceremonia, una figura muy especial estuvo presente para honrar al charro: Juan Gabriel. La presencia del Divo de Juárez simbolizaba un reconocimiento y respeto mutuo. Vicente, en su discurso, enfatizó que este honor no era solo para él, sino para todo su pueblo, que había solicitado incansablemente que él tuviera su estrella en Hollywood.
"Este es un reconocimiento que mi pueblo empezó a solicitar porque querían que Chente tuviera su estrella en Hollywood," dijo Vicente Fernández en su discurso. Estas palabras reflejaban su humildad y su conexión inquebrantable con sus seguidores.
La historia detrás de su distanciamiento
A pesar de la cercanía mostrada en ese evento, la amistad entre Vicente Fernández y Juan Gabriel había conocido altos y bajos. Durante años, ambos artistas habían compartido buenos momentos fortaleciendo un vínculo que parecía indestructible. Sin embargo, diferencias profesionales los llevaron a distanciarse.
Se dice que uno de los principales motivos del alejamiento fue la decisión de Juan Gabriel de interpretar música ranchera, un género que Vicente Fernández consideraba suyo y de su gente. También que Chente se negó a grabar una de las canciones de Juan Gabriel y otra tesis fue que vivieron un incómodo momento en su rancho tras un planteamiento de Doña Cuquita.
A lo largo de los años, el distanciamiento entre estos dos gigantes de la música se hizo notable. Sin embargo, antes de la muerte de Juan Gabriel, en 2016, parecía que ambos estaban en camino de reconciliarse. El respeto y la admiración mutua, a pesar de las diferencias, nunca desaparecieron del todo.
La muerte de Juan Gabriel dejó una profunda tristeza en Vicente Fernández, quien siempre había reconocido el inmenso talento de "El Divo de Juárez". Pese a que nunca se pudo concretar una reconciliación plena, dejaron un legado imborrable en la música mexicana, cada uno con su estilo y su pasión única.