Que una moneda de 2 céntimos de euro, tan común como despreciada, pueda ofrecerse por unos 15.000 euros ha concentrado la atención de los especialistas en numismática, un mercado en donde ese tipo de piezas cotizan por sumas muy inferiores.
Las monedas de 2 céntimos de euro ingresaron a Europa el 1 de enero de 2002 y, desde ese momento, junto con las de 1 céntimo, se mantienen como las de menor denominación en toda la Eurozona. Pero siempre estuvieron bajo la atenta mirada de los coleccionistas de productos relacionados con la numismática.
Debido a la inflación, las monedas de 2 céntimos de euro entraron en desuso y, mayormente, ocupan espacios en carteras, cajones y frascos, casi condenadas al olvido, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos países tomaron la decisión de dejar de fabricarlas porque sus costes exceden el del valor facial.
Estas condiciones llevaron a que muchos coleccionistas comenzaran a rastrearlas para su posterior atesoramiento, a la espera de que el tiempo transcurra y puedan revalorizarlas en ferias y subastas.
¿Por qué una moneda de 2 céntimos puede valer 15.000 euros?
La moneda de 2 céntimos que se ofrece por 15.000 euros fue acuñada en España en 2005 y, según su vendedor, cuenta con un error de impresión que la destaca de todas las demás y la convierte en única.
De acuerdo con la escasa información brindada por el autor de la publicación en una plataforma de comercio electrónico, esta tiene exceso de metal en ambas caras, lo que le da un acabado completamente extraño y llamativo para los coleccionistas.
Uno de los puntos comparativos más sobresalientes es que, en los catálogos y ferias, una de las monedas de 2 céntimos más cotizadas, una de España acuñada en 2018, se puede llegar a comercializar como mucho a unos 1.000 euros.