Aunque pueda parecer lo mismo, la paz mental de Dios, como Él mismo lo adelanta, es infinitamente mejor que la que podemos conseguir por nuestros propios medios y para acceder a esta la espiritualidad de la oración es el camino más sencillo.
“La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo", decía Jesús en una de sus últimas conversaciones con sus apóstoles, pero ¿cómo encontrar aquella divina paz mental en el día a día y crecer en ella? La respuesta es fácil: oración profunda y un corazón rendido a su voluntad.
Oraciones para encontrar la paz de Dios
El poder de Dios no conoce límites, así como los fieles en la espiritualidad de su palabra no saben dejar de buscar su rostro en la oración y para ello no se ha creado una invocación, sino dos, para que realices la que más impacte en tu corazón, pero más importante aún, la que más agrade a nuestro Señor Jesús.
Primera Oración
“Dios Todopoderoso, te damos gracias por nuestras vidas, por tu gran misericordia y la gracia que recibimos. Te damos gracias por tu fidelidad, aunque nosotros no te hayamos sido fieles. Señor Jesús, te pedimos que nos des toda la paz posible a nuestra mente, cuerpo, alma y espíritu. Queremos que cures y quites todo lo que está causando estrés, dolor y tristeza en nuestras vidas.
Por favor, guía nuestro camino a través de la vida y que nuestros enemigos estén en paz con los demás. Venga tu reinado de paz a nuestra familia, a nuestro lugar de trabajo y a todo lo que esté en nuestras manos. Que tus ángeles vayan por delante de nosotros cuando salimos y permanezcan a nuestro lado cuando volvamos. En el nombre de Jesús, Amén”.
Segunda oración para momentos difíciles
“Oh Señor, te invocamos en este tiempo de sufrimiento, danos la fuerza y la voluntad de llevar nuestras pesadas cargas hasta que podamos volver a sentir el calor y el amor de tu compasión divina. Míranos y ten misericordia de nosotros que luchamos para comprender las dificultades de la vida.
Ayúdame a estar siempre contigo hasta que podamos caminar nuevamente con corazones de luz y espíritu renovado. Amén”.