Para los coleccionistas de billetes y monedas, además de la antigüedad y del estado de una pieza, hay una característica que los atrae como si fuese un imán: los errores de acuñación. Aunque con el paso de los años la tecnología ha bajado sensiblemente las posibilidades, mientras haya mediación humana, todavía hay chances de que sigan fabricando estas joyas indispensables para la numismática.
Estas monedas, lejos de ser simples objetos con imperfecciones, se han convertido en joyas codiciadas por los coleccionistas que despuntan una disciplina tan apasionante como la numismática, en la que además subyacen inversionistas que buscan ese famoso golpe de suerte para conseguir una fortuna.
Los errores de acuñación tiene diferentes causales a lo largo de la historia. Primero se debieron a fallas en los golpes con los que se confeccionaron las primeras monedas, a materiales inconsistentes y, por supuesto, a malos desempeños humanos que desembocan en piezas defectuosas.
Monedas con errores de acuñación: tan raras como escasas
Tanto en México como en España hay enormes comunidades que persiguen monedas con errores de acuñación, detalles que pueden revalorizar en varios miles una pieza que pasaría inadvertida por otra razón. Uno de los ejemplos es una moneda de 25 pesetas de 1990, que por un error de troquelado se puede vender por 1.000 euros.
No son pocos los que apuestan por adquirir monedas con errores de acuñación, a la espera de que el mercado de la numismática muestre interés en ellas y puedan sacar la mejor tajada posible. Pero, también, una enorme comunidad de coleccionistas, que prefieren atesorarlas, como elementos históricos.
La rareza de estas monedas las convierte en verdaderamente únicas, ya que no son muchas las piezas descubiertas con fallas, por lo que no perderás nada con revisar las que llevas en tu cartera o alguna que haya quedado dando vueltas por tu hogar. De todas maneras, en los catálogos de numismática como en casas especializadas conseguirás información sobre las más famosas y las que puedes llegar a tener, sin saberlo, al alcance de tus manos.