El brócoli no solo es una de las verduras más saludables y versátiles en la cocina, sino que además puede convertirse en el ingrediente especial para recetas únicas como la que vas a conocer a continuación, la cual destaca por su sabor y su fácil preparación.
De igual modo, es importante mencionar el uso de champiñones, dos de los ingredientes más versátiles en el mundo culinario, especialmente para opciones cremosas como la salsa blanca. Sin más que agregar, toma nota de lo que necesitas.
- 1 cabeza de brócoli mediana cortada en floretes
- 200 g de champiñones frescos laminados
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de harina de trigo todo uso
- 3 tazas de leche
- 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
- Sal y pimienta al gusto
- 1/2 taza de queso parmesano rallado
Instrucciones a seguir para estas recetas
Es importante iniciar con una olla con agua hirviendo y sal, en la cual vas a cocinar el brócoli por unos 5 a 7 minutos. En el momento en que notes que esté tierno pero crujiente, lo retirarás. Procede a escurrir y reservar.
Lo siguiente en estas recetas será saltear los champiñones con mantequilla, justo hasta el punto en que estén dorados. Ahí es cuando vas a sazonar al gusto con sal y pimienta.
Terminado esto, es momento de hacer la salsa blanca y para ello necesitarás el mismo sartén con el que salteamos los champiñones, derrite un poco más de mantequilla junto a la harina. Mezcla bien y deja cocinar por un minuto.
Con cuidado, ve incorporando la leche mientras sigues batiendo constantemente, esto es esencial en estas recetas, ya que solo así evitarás grumos. Al momento de la ebullición, lo pasas a fuego lento y lo dejas cocinar por unos 5 o 7 minutos.
Cuando la salsa esté espesa, la vuelves a sazonar al gusto con sal, pimienta y nuez moscada. Es momento de combinar todos los ingredientes en un recipiente para el horno. Pasamos el brócoli cocido, los champiñones y la salsa blanca, y los mezclamos para que se integren entre sí.
Lo siguiente será cubrirlos con queso parmesano rallado y pasarlo al horno por unos 25 minutos a 180° o, en su defecto, cuando la corteza esté dorada y burbujeante. Al terminar, lo retiras y dejas enfriar un poco antes de servir.