Para los que peinan cada vez menos cabello, las monedas de 25 pesetas son de las más reconocidas de la numismática española, tanto por sus diseños como por su singular y característico hueco en el medio, que le ha dado trascendencia fronteras afuera del país. Son tan populares, que en una subasta de productos de colección se pueden conseguir por ellas hasta 120 euros, nada mal para una escapada, por ejemplo, a Murica.
En España, el fervor por estas pequeñas monedas de 25 pesetas no ha pasado nunca de moda, en especial por las fabricadas en 1996, que homenajea a Castilla-La Mancha, y en 1995, con agujero, piezas que componen cualquier colección digna sobre la unidad monetaria que dominó las transacciones en el país por más de 150 años.
Por sus características y función dentro de la historia, las monedas de España son buscadas por coleccionistas de numismática en todas las partes del mundo y la peseta es uno de los emblemas: fue la moneda que llevó los bustos de Franco y el Rey Juan Carlos.
¿Cómo es la moneda de 25 pesetas de Castilla-La Mancha tan valiosa para la numismática?
La moneda de 25 pesetas de Castilla-La Mancha fue fabricada en bronce de aluminio (88.4% copper, 5% nickel, 5% aluminium, 1% iron, 0.6% manganese) en 1996. Tiene un peso de 4,2 g, un grosor de 1,6 mm y un diámetro de 19,5 mm. Es tan característica por su forma circular, pero con un agujero redondo en el centro.
La moneda de 25 pesetas de Castilla-La Mancha cuenta en su anverso con el orificio central, que divide la imagen de Don Quijote y el molino de viento, además de la leyenda “ESPAÑA 1996”.
En el reverso, la moneda de 25 pesetas de Castilla-La Mancha lleva el diseño de las famosas Casas Colgadas, hito de Cuenca, además de su valor nominal, con la leyenda “25 PTAS” y “M CASTILLA-LA MANCHA”. Tiene canto llano.
Con valores que oscilan entre los 30 y los 120 euros, estas monedas de 25 pesetas no solo enriquecen tu colección, sino que también pueden financiar una escapada a Murcia. Imagina intercambiar una moneda de tu colección por la oportunidad de pasear por las calles empedradas de Cartagena, degustar la exquisita gastronomía murciana en plazas soleadas o explorar el impresionante paisaje del Valle de Ricote.