San Pascual Bailón fue un fraile franciscano venerado como santo por la Iglesia católica. Es patrono de las asociaciones, obras, congresos eucarísticos y de las cocinas. Si necesitas protección y alivio para ti y los tuyos, no dudes en rezar su oración, que es una de las más poderosas. Entre los milagros que se le atribuyen se destacan la curación de los enfermos, la multiplicación del pan para los pobres y el don de la profecía.
También, como patrono de la cocina, se eleva la plegaría para que las comidas tengan mejor sabor: "San Pascual Bailón, atiza mi fogón y concédeme buena sazón". Como religioso, uno de sus dones especiales era transformar simples alimentos en deliciosos platillos, tanto es así que cada 17 de mayo, día de su festividad, hay un reconocimiento en México para mostrar la mejor gastronomía del país con el nombre Premio San Pascual Bailón.
La poderosa oración a san Pascual Bailón que te concederá alivio y protección
Oración: "Querido san Pascual, consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al santísimo y una gran estimación por la Santa Misa. Amén".
Esta oración es milagrosa debido a que el fraile franciscano tuvo una visión de Jesucristo en la Eucaristía en la pedanía de Orito, Monforte del Cid, en Alicante, España. Esto sirvió para que la Iglesia católica lo nombrara patrón de los congresos eucarísticos. Tras este suceso fue que ingresó también a la orden franciscana, donde llevó a cabo su obra.
Desarrolló su fe mediante la caridad y defendió constantemente la presencia de Cristo en la Eucaristía cuando debió cruzar Francia como mensajero de su orden. Es importante mencionar que su primer intento por ingresar como hermano religioso no fue fructífero, ya que no sabía leer y lo único que podía comprender era la oración de Jesús y María.
Entre sus múltiples tareas como religioso fue portero, mandadero y barrendero, pero su labor como cocinero fue lo que hizo que se convirtiera en patrón de los chefs. Incluso, se decía que los ángeles terminaban sus comidas porque rezaba con tanto fervor y devoción que se olvidaba de sus propias elaboraciones, aun así tenían un sabor inigualable.