Escrito en ESPECTÁCULOS el
La oración es nuestro más rápido encuentro con Cristo. Él se manifiesta en cuanto ponemos nuestra fe y espiritualidad a sus pies, por lo que si has tenido un día difícil, Él acudirá a socorrerte para darte un buen descanso y que puedas dormir confiado en Él.
Antes de mostrarte esta clase de oración, debes saber que tienes que pedir siempre con confianza y autoridad, pero en humildad cuando entres en su presencia. Verás cómo, si de verdad crees en lo que estás diciendo, recibirás una paz sanadora.
Oraciones vespertinas
A continuación, te dejamos no solo una oración, sino varias, que te harán encontrarte con la espiritualidad de Cristo y dormir en ella. Abre tu corazón y prepárate para una noche de sueño restauradora.
- Protégenos, Señor, mientras estamos despiertos; cuídanos mientras dormimos, para que despiertos, velemos con Cristo, y dormidos, descansemos en su paz
- Ángel de Dios, mi guardián querido, a quien el amor de Dios me confía aquí, siempre esta noche esté a mi lado para iluminar, guardar, gobernar y guiar. De la mancha pecaminosa, líbrame y, en la hora de la muerte, ayúdame. Amén.
- Padre, mientras me acuesto para dormir esta noche, lávame con el calor de Tu amor. En Tu misericordia, alivia mi dolor, ya sea en mi cuerpo, mente o alma. Concédeme una noche de sueño reparador para que, al despertar, esté fortalecido para hacer Tu voluntad. Amén.
- Dios de amor y misericordia, libérame de las cadenas del pecado al concluir mi jornada. Ayúdame a ser un poco mejor mañana y un poco mejor al día siguiente. Más amor. Más generoso. Menos crítico. Menos ensimismado. Te ruego que me concedas una noche tranquila de descanso para que mañana, de pequeñas maneras que otros ni siquiera noten, ayude a construir Tu reino aquí en la tierra.
- En esta hora vespertina de mi día, Señor, me dirijo a ti en este breve momento de paz. Al terminar el día, te doy gracias y te pido Tu bendición para mí y para mis seres queridos. Concédenos la paz en el balance de este día y de todos nuestros días. Amén.
- Dios que hiciste la noche y el día, mientras el sol se pone y la oscuridad llena el cielo, te pido Tu gracia para recordar que no importa lo oscuro que haya sido mi día o lo temeroso que esté de lo que me depare el mañana, Tú siempre iluminarás mi vida y este mundo. Que mantenga mis ojos abiertos a las muchas maneras en que me bendices. En Tu nombre te lo ruego. Amén.
- Me retiro a Ti, Padre celestial, cuando se acerca el final de mi día. Mi día no fue fácil, rara vez lo es. Pero me consuela recordar mi día y reconocer Tu presencia a mi lado. Gracias por estar siempre cerca de mí. Guíame esta noche y en mi día de mañana. Rezo en acción de gracias por el don de la paz que solo Tú me proporcionas. Amén.