Si existe una planta que se ha conquistado el corazón de muchos, esa es el aloe vera. Gracias a su versatilidad y su polifacética función en el entorno medicinal, esta especie se ha ganado el respeto para formar parte de los vegetales más elegidos a la hora de realizar curaciones y de decorar espacios. Para cultivarla, hace falta que seguir un par de consejos que son fáciles de aplicar y que de seguro no te vas a arrepentir.
El primer paso es ubicarla en el lugar más adecuado posible. El aloe vera es una planta tropical que nació con el calor y la luz directa del sol, por ende, necesita estos dos factores para crecer saludablemente. Asimismo, es una especie de planta que no soporta que su suelo esté con agua acumulada, por lo que necesita un buen drenaje para que sus raíces no se pudran.
Luego, debes plantar el aloe ver y para ello, debe ser con el equilibro perfecto en cuanto a la profundidad en la tierra. Seguido de regarla una vez que se haya sembrado. Por otro lado, el tema del agua debe tener total consideración porque de regarla mucho se muere y de no hacerlo también. Es una planta que necesita líquido, pero no en abundancia.
Por último, y para terminar, es de suma importancia la fertilización. No necesita mucha cantidad, por lo que es aconsejable que sea proporcional y equilibrado. Que el abono tenga nitrógeno, fósforo y potasio. De esta manera, el aloe vera crecerá fuerte y con mucho color y vida.