La verdolaga es una planta conocida por su resistencia y se ha ganado popularidad entre los amantes a la jardinería y los fanáticos de las suculentas. A pesar de ser considerada por algunos como una “mala hierba” debido a su capacidad para extenderse, la verdolaga puede convertirse en una especie encantadora a tu jardín.
En este artículo, te enseñamos todo lo que necesitas saber sobre esta fascinante planta y cómo cuidarla adecuadamente. La verdolaga, también conocida por su nombre científico Portulaca oleracea, es una suculenta que se distingue por sus hojas pequeñas y de forma ovalada.
Su color verde y la variedad de tonalidades de sus flores, que van desde el amarillo hasta el blanco, la convierten en una hermosa planta. Las flores de la verdolaga se abren solamente cuando la planta recibe luz solar directa, añadiendo un toque de vitalidad a cualquier espacio exterior.
Cuidados de la verdolaga
La verdolaga es una planta que no necesita mucho cuidado, lo que la hace perfecta para aquellos que no son expertos en jardinería. En esta ocasión, te presentamos algunos consejos básicos para cuidarla:
- Riego: como toda planta suculenta, la verdolaga almacena agua en sus hojas, lo que le permite resistir largos períodos de sequía. Es importante regarla moderadamente, permitiendo que el suelo se seque entre riegos para evitar que el suelo se llene de agua y la pudrición de las raíces.
- Ubicación: la verdolaga prospera en condiciones de pleno sol. Asegúrate de colocarla en un lugar donde reciba al menos 6 a 8 horas de luz solar. Aunque puede tolerar tiempo a la sombra, la exposición directa al sol favorecerá un crecimiento más fuerte y una floración óptima.
- Abono: en general, la verdolaga no requiere mucha fertilización. No obstante, si deseas promover un crecimiento más exuberante o mejorar la floración, puedes aplicar un fertilizante líquido diluido de uso general una vez al mes durante la temporada de crecimiento.