El delineador blanco tiene la increíble capacidad de agrandar visualmente los ojos y darles un brillo único. Es una herramienta sencilla de maquillaje que transforma cualquier look en cuestión de minutos.
El secreto radica en su aplicación en la línea de agua inferior del ojo. Al cubrir esta área con un tono claro, se logra un efecto de apertura que hace que los ojos se vean más grandes y expresivos. Además, combinado con un delineado oscuro en el párpado superior o una máscara de pestañas voluminizadora, este truco puede dar un acabado profesional.
Antes de comenzar, es importante preparar bien la piel, asegurándose de que la línea de agua esté limpia. Elegir un delineador de textura cremosa ayudará a evitar irritaciones y a facilitar la aplicación. Al delinear, el trazo debe ser suave y uniforme, sin aplicar demasiada presión.
Para realzar aún más este efecto, se puede complementar el maquillaje con un punto de luz en el lagrimal usando una sombra perlada o satinada. Este pequeño detalle también es ideal para ocasiones especiales.
De esta manera, con un par de movimientos precisos, es posible destacar la mirada, añadir luminosidad y lograr un efecto rejuvenecedor. No es necesario recurrir a productos costosos o técnicas complicadas.
Con este truco sencillo, cualquier persona puede dar un giro espectacular a su maquillaje, resaltando la mirada y haciendo que los ojos se conviertan en el centro de atención.