Las cortinas se han convertido en un elemento central de la decoración. Para aquellos que buscan añadir un toque de carácter a su hogar, optar por cortinas de colores intensos y estampados es una manera efectiva de revitalizar cualquier habitación.
La mezcla de patrones, desde los geométricos del cabecero hasta la alfombra de estilo étnico y las cortinas de motivos florales, crea un ambiente lleno de personalidad. Esta combinación demuestra que, con un fondo adecuado, las cortinas pueden integrarse de manera armoniosa.
Las cortinas que incorporan franjas de distintos tejidos son una elección segura para quienes buscan algo más que un diseño liso, pero sin aventurarse demasiado. Este tipo de confección añade un toque decorativo.
Llevar el exterior al interior es posible con telas que evocan jardines y paisajes. Un modelo sobre fondo verde con motivos de mobiliario de jardín y flores puede imprimir un aire fresco al espacio. La clave está en balancear estas cortinas con tonos neutros o estampados discretos.
La elección de cortinas que combinen color, estampado y texturas puede cambiar por completo la decoración de una habitación. La colección Inedit de Lizzo, por ejemplo, se inspira en el Art Nouveau con formas fluidas y bordados elegantes que aportan sofisticación.
Para quienes buscan un efecto "casa de campo", las telas inspiradas en la campiña inglesa son ideales. Los patrones de la colección Arboretum de Sanderson simulan ramas y árboles. Los tonos verdes como el musgo y el savia brindan la sensación de naturaleza y tranquilidad.
Las rayas y cuadros son estampados atemporales que pueden adaptarse a distintos estilos, especialmente los contemporáneos. Un diseño minimalista con líneas delgadas en tonos neutros se convierte en una base perfecta para jugar con otros colores y estampados.
El simple cambio de orientación de las rayas en una cortina puede añadir dinamismo a un espacio. Esta técnica funciona tanto en cortinas como en otros accesorios, como fundas de cojines, creando una cohesión visual.