Con las festividades de fin de año y las reuniones familiares acercándose, el comedor se convierte en el centro de atención de la casa. Es el momento perfecto para darle un aire nuevo en la decoración, incorporando detalles que pueden marcar la diferencia.
Optar por un diseño homogéneo y cohesivo es una apuesta segura. Muebles del mismo material y estilo aportan un efecto armonioso y elegante. Para evitar que el resultado sea monótono, es clave agregar texturas a través de los textiles y accesorios.
Por otro lado, una combinación inteligente de muebles de almacenamiento puede marcar la diferencia. Un proyecto del interiorista Alberto Torres ilustra cómo un armario cerrado y una vitrina, ambos con líneas limpias y en tonos naturales, pueden integrarse perfectamente.
Las hornacinas o nichos empotrados son una opción práctica para optimizar el espacio y tener el servicio de mesa siempre a mano. Lo ideal es crear dos o tres de manera simétrica para potenciar la sensación de orden. Es importante verificar que la pared tenga la resistencia necesaria.
Cuando se trata de decorar las paredes del comedor, los espejos son una solución efectiva. No solo agrandan visualmente el espacio, sino que reflejan la luz, aportando brillo y frescura. Una pieza grande y proporcional al tamaño de la pared puede ser suficiente.
Las paredes pueden convertirse en el punto focal del comedor con el uso de revestimientos. Lo recomendado por expertos es optar por revestimientos en tonos neutros y patrones suaves para mantener un equilibrio con el resto de la decoración.
Las sillas tapizadas son una elección popular por la comodidad y el toque chic que ofrecen. Hoy en día existen tejidos lavables y duraderos que facilitan su mantenimiento. Aunque los tonos neutros son una apuesta clásica, las opciones en colores intensos aportan un toque de originalidad.