Las relaciones tóxicas no son un fenómeno nuevo, pero el creciente enfoque en la salud mental ha permitido que más personas reconozcan el daño que estos vínculos pueden causar. Estos lazos no siempre implican agresiones físicas, pero pueden ser igualmente destructivos. Si sospechas que estás en una relación tóxica, la psicología tiene una información que podría ser crucial para ti.
Según National Institutes of Health, las relaciones tóxicas se caracterizan por comportamientos abusivos de una o ambas partes, lo que puede llevar a diversas formas de violencia psicológica. Estas actitudes no solo deterioran el afecto, sino que también pueden destruir la autoestima y la confianza de los involucrados.
- La psicóloga Estela Alonso ha identificado cinco patrones comunes en las relaciones amorosas tóxicas:
-Insistencia en tener siempre la razón y desvalorizar las opiniones del otro.
-Controlar a la pareja para mantener el “poder” en la relación.
-Expresarse sin filtro ni empatía.
-Guardar rencor y buscar venganza.
-Ignorar a la pareja como método de “castigo”.
Aunque estas señales no son las únicas que pueden aparecer en una relación tóxica, son las más comunes y suelen presentarse juntas. Por ello, es esencial tomar medidas al respecto.
Cómo abordar los patrones tóxicos
La especialista de Psicología y Mente sugiere que para enfrentar estos patrones es fundamental practicar la escucha activa, lo que permite que la pareja se exprese sin temor a ser juzgada. Además, fomentar la comunicación abierta y asumir compromisos equilibrados es crucial.
Alonso también destaca la importancia de la autorregulación emocional antes de abordar un conflicto. Esto ayuda a evitar comentarios hirientes y a mantener el respeto mutuo. La clave está en tomarse el tiempo para procesar la situación y responder con calma en lugar de actuar impulsivamente.
Finalmente, aunque es válido necesitar espacio para reflexionar, es importante comunicar esta necesidad a la pareja en lugar de desaparecer o dejar de hablar. Esto asegura que el espacio sea visto como una necesidad y no como un castigo.