En un mundo donde las tendencias florales cambian constantemente, los ciclámenes, esas flores clásicas que alguna vez fueron eclipsadas por especies más llamativas y de colores vibrantes, están haciendo un notable regreso. En la era del vintage, estas plantas están siendo redescubiertas por su belleza atemporal y sencilla.
Los ciclámenes de floristería, también conocidos como ciclámenes de interior (Cyclamen persicum), se han convertido en plantas muy populares gracias a sus grandes y vistosas flores que adornan los meses de otoño e invierno. Disponibles en tonos de blanco, rosa y rojo, estas flores pueden ser rizadas o perfumadas, y se destacan por sus hojas jaspeadas en forma de corazón. No es de extrañar que sean una de las plantas preferidas para regalar.
Con los cuidados adecuados, un ciclamen puede florecer durante al menos seis semanas. Al elegir uno, es recomendable optar por un ejemplar con muchos brotes, aunque no tenga tantas flores en el momento de la compra. A largo plazo, esto resultará beneficioso. Es importante saber que los ciclámenes de floristería entran en letargo en primavera, lo que a menudo lleva a las personas a pensar que han muerto. Sin embargo, con el cuidado adecuado, pueden revivir en el próximo otoño.
Para prosperar, el ciclamen necesita un lugar fresco y luminoso. Una habitación con una temperatura de alrededor de 15 °C, lejos de cualquier fuente de calor, es ideal. Si se mantiene en un ambiente demasiado cálido, las hojas se volverán amarillas, las flores se marchitarán rápidamente y la planta entrará en letargo prematuramente. Un alféizar de ventana orientado al este o al norte es perfecto, siempre evitando la luz solar directa.
Para asegurar la supervivencia del ciclamen durante el verano, es recomendable trasplantarlo a una maceta ligeramente mayor con orificios de drenaje, una capa de arlita en el fondo y tierra bien aireada. La parte superior del bulbo debe quedar justo por encima de la superficie del suelo.
La tierra debe mantenerse húmeda, pero es crucial evitar el riego excesivo, una causa común de muerte en los ciclámenes. Cuando la tierra comience a secarse, en lugar de usar una regadera que podría salpicar agua sobre las hojas y causar moho o plagas, es mejor colocar la maceta sobre un plato con agua durante una hora. Luego, vaciar el plato y dejar que el exceso de agua se drene. Para regar, se recomienda usar agua sin cal y reposada.
En primavera y verano, cuando las flores han desaparecido, es esencial reducir el riego. También es importante retirar las flores y hojas muertas o marchitas con cuidado.
El ciclamen no requiere mucha fertilización; de hecho, un exceso de fertilizante solo favorecería el crecimiento del follaje. Es suficiente añadir un poco de compost cada dos meses.